viernes, 4 de abril de 2014

La respuesta de Abu Hanifa

La respuesta de Abu Hanifa 

El Imam Abu Hanifa (rahimahu Allah) uno de los más grandes sabios del Islam, vivía en Bagdad. Había educado a muchos discípulos. Tenía la confianza y el respeto de todos en esa época vivía un erudito que negaba la existencia de Allah. Este hombre aprovechaba en sus viajes cualquier oportunidad para discutir este asunto con los sabios y eruditos.
El erudito no-creyente había oído de la fama de Abu Hanifa, así que se dirigió a Bagdad para hablar con él de este tema. Le encontró y quiso comenzar la discusión pero Abu Hanifa dejó sin contestar sus planteamientos, pidiendo reunirse con él otra vez al día siguiente en el mismo lugar. Dijo que le contestaría entonces.
Al día siguiente Abu Hanifa no estaba en el lugar convenido. Esto no le gusto al erudito, pero justo cuando se iba a ir, Abu Hanifa apareció. El erudito le dijo:-¿Por qué llegas tan tarde? ¿Tenías miedo de debatir conmigo?
Abu Hanifa contestó. No, no tengo miedo,como sabes el río Tigres divide Bagdad en dos partes, y yo vivo al otro lado del río. La noche pasada, un fuerte viento destruyó el puente sobre el río. Quise construir un puente de inmediato, sin ingenieros ni carpinteros, así que ordené a los árboles y rocas que están allí que me hagan un puente deprisa. Lo hicieron pero tardaron más de lo previsto. No obstante, crucé el puente y vine, aunque un poco tarde. Aquí estoy.
El no-creyente se echó a reír y preguntó: -¡Oh gente! ¿En verdad que este es el más sabio de entre vosotros? ¿Es posible que se pueda construir un puente sin carpinteros e ingenieros? ¿Cómo alguien inteligente puede creer en eso?
Entonces Abu Hanifa explicó:
-¡Oh hombre insensato! Dices que un puente no se puede construir sin carpinteros e ingenieros. ¿Cómo es que mantienes, entonces, que este magnífico universo se creó a sí mismo?
El erudito no-creyente no encontraba nada que decir. Solamente pudo balbucear:
-El asunto queda zanjado. Muéstrame a Allah y creeré en Él.
Abu Hanifa pidió que le trajeran un vaso de leche. Se lo mostró y le preguntó:
-¿De qué se hace la mantequilla?
-Por supuesto que de leche.
-¿Me puedes mostrar la grasa en esta leche?
-No te la puedo mostrar, pero está allí. Está disuelta en la leche, no se encuentra en un lugar determinado de ella.
-Así que crees que la grasa en la leche no se puede ver. Aplicando el mismo razonamiento, ¿por qué no puedes creer que Allah, el Creador Todopoderoso, existe pero no puede ser visto?
Al escuchar estas palabras el erudito se dio cuenta de su error. Admitió que había un Creador pero que no podía ser visto. Abandonó su teoría, disculpándose. Aceptó la existencia y la Unicidad de Allah.
لاإله إلاّ الله محمد رسول الله.(صلى الله عليه وسلم).